La artista y escritora mexicana Verónica Gerber Bicecci escribe y dibuja un libro que se acerca a esas orillas “donde las cosas tienden a desdibujarse”.

by Luis Borges
La artista y escritora mexicana Verónica Gerber Bicecci escribe y dibuja un libro que se acerca a esas orillas “donde las cosas tienden a desdibujarse”.
La artista y escritora mexicana Verónica Gerber Bicecci escribe y dibuja un libro que se acerca a esas orillas “donde las cosas tienden a desdibujarse”.
Las 3 primeras páginas de Conjunto Vacío de Verónica Gerber Bicecci (Ciudad de México, 1981) comienzan a contar la historia de un comienzo. La prosa es simple y justa, lo que le da belleza y hasta un tanto de angustia. Es, para quien escribe, una prosa con mucha poesía.
Pero en la quinta página un lector promedio queda, cuanto menos, descolocado: lo recibe un diagrama. Y a las pocas páginas otro más. Y así todo el libro.
Verónica atendió a una reunión con sus lectores dalasitas en The Wild Detectives el pasado 28 de septiembre donde respondió a las muy pertinentes preguntas de Vicky Sanz.
En este encuentro, Gerber, respondiendo a la curiosidad que despertó su narración intercalada con diagramas, nos contó que su intención era que éstos continuaran la narración, no que la explicaran ni la adornaran. En el libro, agregar imágenes con diferentes grados de abstracción no es un mero artificio estético, es otra forma de narrar.
“Somos otra generación, debemos contar las historias de forma diferente”
Sin ánimo percibible de un feminismo a lo Pussy Riot, Verónica comentaba después de la charla en The Wild Detectives, que esa comparación del “Boom” latinoamericano de mediados del siglo pasado con el “Boom” de escritoras en la segunda década de este había sido tildada de machista. Ciertamente algo puede haber de eso. Pero se me antoja también agregarle al contexto otra frase que nos regaló la escritora durante su comparecencia en la librería: “Somos otra generación, debemos contar las historias de forma diferente”. Esa frase y la sospecha (por decir lo menos) de Verónica ante la comparación de boomes, a mi juicio, prefigura decididamente una declaración de principios.
Artista visual que escribe
Rodrigo Blanco Calderón, escritor venezolano de la misma generación de Gerber Bicecci, comenta en una entrevista que para él toda buena literatura habla de la literatura. No es un fenómeno exclusivamente de nuestro tiempo (ni de la literatura), pero es cierto que la narrativa actual se nutre bastante de la narrativa actual: el arte, cual serpiente de Uroboros, alimentándose de sí mismo. Distinto, creo yo, a los representantes del “Boom” del siglo pasado, cuya literatura se alimentaba del entorno y las vivencias.
Sería superficial decir que Conjunto Vacío sólo narra las peripecias amorosas de Verónica. Su madre, exiliada de la dictadura argentina, desaparecida en su propia casa, es una imagen potentísima y una historia que se va tejiendo. También se nos habla de Marissa, una artista también argentina y también exiliada. El hermano de Verónica, que siempre está. Hay algo de entorno y vivencias (sin mucha descripción urbana o de la situación social o política del lugar), pero creo que la dirección de la novela va más bien desde lo personal hacia lo universal.
Igual que el final de The Night de Blanco Calderón, donde el autor menciona a varios de los escritores aludidos a través de toda la novela, Verónica Gerber hace un recuento de los artistas visuales a quienes aluden los diagramas que están en el libro. Si el autor habla de “juegos intertextuales” en su libro, entonces quizás podríamos hablar de juegos interpictóricos en el de Gerber.
Y es que Verónica se autodefine como una “artista visual que escribe”
Y es que Verónica se autodefine como una “artista visual que escribe“. Está graduada en Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, La Esmeralda de Ciudad de México y tiene varios artículos de crónicas, muchas de ellas visitas a exposiciones de arte nada menos que en la revista Letras Libres, que, como es sabido, es hija directa de las Plural y Vuelta de Octavio Paz. No es de extrañar que su definición de vacío se asemeje tanto a la del Nobel mexicano: no se puede definir la nada (vale decir, el vacío) sino a través de su opuesto.
¿Poesía, ensayo, narrativa, artes visuales?
Porque aunque su forma de narrar sea incluyendo diagramas y aunque no haga una lista de escritores aludidos en su libro, igual se pueden trazar nexos con la literatura latinoamericana. Ciertamente, Verónica nos respondió en el encuentro que no hubo intención poética en su libro sino más bien ensayística. Sin embargo, se me hace imposible dejar de comparar frases como “Pero los árboles escriben en un lenguaje que no se ve” que aparece en su libro con el poema de Eugenio Montejo Los Árboles que comienza con el ya mítico verso “Hablan poco los árboles, se sabe”. Y es también Montejo, en su prólogo a La Caza del Relámpago, de Lino Cervantes, quien nos dice que:
“el primer verso llega siempre, cuando llega, como una dádiva de los dioses, y corresponde por tanto al poeta trabajar arduamente hasta que todo lo demás cobre forma definitiva”
Es quizás, entonces, desde ese olimpo de donde le llegan los versos que también intercala en el libro y que no puede eludir; y que, aunque su intención sea otra, ya la poesía está dada.
También se le ve reacia a catalogar su anterior libro Mudanza como uno de ensayos nada más. “Es un libro de ensayos, aunque también tiene mucha ficción” dijo en la librería.
No es poesía, es ensayo.
No es ensayo, es narrativa.
(De Conjunto Vacío) “Quería que fuera 50% palabras y 50% diagramas”
Como si fuera poco
Y ya como colofón a las diversas formas en que la obra de Gerber puede seguir asombrando al lector, en sus artículos publicados en Letras Libres con fecha de 2009 asistimos a una primera aproximación a lo que luego desarrollaría: una visita de ella con su madre a Argentina en donde no sabe bien si ser argentina o mexicana, una reseña de una exposición que se llama La nada y el ser (el artículo se llama La nada es un parásito), otro artículo llamado Cosmos aplanado donde quizás se deja ver el germen de lo que 6 años después se convertiría en Conjunto Vacío. Parece entonces que este libro, consciente o inconscientemente ha sido macerado durante un tiempo prudencial en una barrica que añejó otros merodeos artísticos en torno a las mismas inquietudes personales.
Porque, en serio, ¿cómo no podríamos relacionar a la Verónica de 2009 diciendo que “El tiempo es un túnel que deja su estela marcada en el espacio, un continuo que la mirada puede detener” con la que afirma en Conjunto Vacío, publicada en 2015, que “en los dibujos de la madera se queda marcada la historia de su bosque”?
En definitiva, es un libro al que hay que volver; entre otras cosas porque es un libro inusual, poético, que dialoga muy bien con la actualidad y porque parece ser una pieza más en un rompecabezas de inquietudes y temas que gravitan sobre algo común. Y el que quiera más piezas de este puzzle, puede visitar su generosa página web, su perfil en isuu donde sube fanzines artísticos y colaboraciones, y como anticipé, las crónicas y reseñas que le ha publicado Letras Libres.
Nota final:
Antes de irse a México, Verónica también impartió un taller de Cómic Abstracto junto con los panas de Oil & Cotton. Valga esta reseña para dejarles el resultado del taller que subió la artista a su perfil de isuu. ¡Gracias Verónica!
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Luis Borges es un venezolano que se las apaña traduciendo y escribiendo para publicidad, y que se imagina un mundo en donde malabarear, jugar ajedrez y leer sea tan remunerado como los altos cargos ejecutivos de las grandes empresas.
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